23 de enero 2012
Ante la paulatina caída de cabello, principalmente en hombres, las autoridades de Salud mexicanas exhortan a la población que presente tal problema a que acuda al médico para que inicie un tratamiento y contrarreste el efecto.
La calvicie o alopecia es una patología que con el debido tratamiento de
un dermatólogo puede tener solución, tal como advirtieron funcionarios del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Ésta puede presentarse por factores genéticos, de envejecimiento, de
enfermedades cutáneas locales y de las que afectan al organismo en
general; es muy rara en las mujeres y en los niños porque depende de la
presencia de hormonas masculinas (andrógenos) y las concentraciones de
estas hormonas son elevadas en los varones después de la pubertad.
A través de un comunicado, el Instituto detalló que la alopecia puede
originarse por trastornos primarios del cabello o del cuero cabelludo,
alteraciones psicológicas, defectos estructurales del cabello, fármacos,
anomalías congénitas del cabello, factores genéticos, enfermedades
sistémicas, y traumatismos.
Es importante la visita al médico y no la automedicación, pues es el profesional quien debe determinar si el paciente sufre alopecia androgénica
u otro trastorno que le produzca la caída del cabello, para hacer hacer así las
recomendaciones terapéuticas adecuadas.
La alopecia androgenética es fácil de reconocer mediante
una exploración visual, análisis de mechones de cabellos y también a través de
sencillas preguntas.
La calvicie en el hombre conlleva a una disminución del bulbo y del
cuerpo del cabello, es decir, el folículo produce cabello fino y de
diámetro pequeño, tipo vello, lo que puede ocurrir en cualquier momento
después de la pubertad, cuando aumentan los niveles de hormonas
masculinas (andrógenos).
Tal situación está generalmente influenciada por factores genéticos
hereditarios tanto de e de la familia paterna como de la materna, que si
se atiende oportunamente hay solución al detener el proceso e incluso
recuperar parte del cabello perdido.
En las mujeres, la alopecia androgenética suele observarse por primera
vez entre los 30 y los 40 años, posiblemente en momentos de cambios
hormonales, aunado al factor genético y de la presencia de DHT
(dihidrotestosterona).